22 febrero 2005

Ramón Sampedro


Mar adentro,
mar adentro.
Y en la ingravidez del fondo
donde se cumplen los sueños
se juntan dos voluntades
para cumplir un deseo.
Un beso enciende la vida
con un relámpago y un trueno
y en una metamorfosis
mi cuerpo no es ya mi cuerpo,
es como penetrar al centro
del universo.
El abrazo más pueril
y el mas puro de los besos
hasta vemos reducidos
en un único deseo.
Tu mirada y mi mirada
como un eco repitiendo, sin palabras
"mas adentro", "mas adentro"
hasta el más allá del todo
por la sangre y por los huesos.
Pero me despierto siempre
y siempre quiero estar muerto,
para seguir con mi boca
enredada en tus cabellos.







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