19 octubre 2005

Tsunami

Yo te siento venir, con el retrogusto de lo inevitable. Siento como vas invadiendo mi cuerpo. Entonces mi pulso se acelera y yo intento relajarme, creo por un momento que ésta vez voy a poder razonar con vos. Siempre es igual, siempre soy tan ingenuo. Intento focalizarme, tomar posturas no ortodoxas, presionar con mis manos a ver si te convenzo de que me dejes en paz. Sin embargo te veo venir, y no hay nada que yo pueda hacer para combatirte. Me invade una ansiedad ensordecedora y en es momento me empezás a aislar del lugar donde estoy. Ya no veo a nadie, solo unas nubes difusas, las voces en slow motion, el corazón que late desbocado, ya está, lo único que me separa de vos es tiempo y solo me queda huir, y en la mitad de la huida me alcanzás y me golpeás, una, dos, tres, cuatro, veinte.
Entonces, ya abatido en el piso de mi miseria, intento calmarme, mojarme la cara. Me presiono los ojos, me sueno la nariz y ruego para que si hay un dios, haga que ése haya sido el último estornudo de mi vida.






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