26 mayo 2005

Finalmente

Ayer por la noche fuimos con mi amigo Mauro, alias Picotto, a comprarnos una computadora. Finalmente lo hicimos después de dar muchas vueltas. Somos por naturaleza personas muy indecisas. Nuestras elecciones siempre se venden a un precio muy alto. No estábamos seguros si gastar una suma alta de dinero y comprarnos una máquina que nos sirviera para editar o invertir una suma menor y comprar una computadora estilo “ciber-café” para boludear en internet. Luego de muchas investigaciones, de perder meses monitoreando precios y buceando entre las especificaciones técnicas de los microprocesadores, memorias ram, motherboards y discos rígidos, finalmente se hizo la luz. Nuestra oportunidad había llegado.
Bien, no es que somos idiotas y desconocemos el hecho de que nada bueno o en su precio justo sale de Compumundo, una empresa que vende insumos de computación a precios exorbitantes y que también vende computadoras armadas por Cadorna a miles de pesos, sí, de esas que quedan re-bien en el living, que tienen grabadora de cd y teclado y unos parlantitos re-coquetos, pero que se cuelgan cada cinco minutos. Porque usan insumos genéricos, porque las configuraciones no están pensadas para multimedia, porque la gente no se informa de las cosas y termina cayendo en la mano de estos vampiros del hardware, porque AMD vende procesadores Sempron y dice que son Sempron 266, y uno, que es medio bestia o que simplemente no nació para esto, cree que es como el Pentium de 2.6 Ghz, pero no, porque los AMD no tienen puntito, son 266 por lo tanto esto equivale a unos 1.7 Ghz. Claro que una vez que te diste cuenta ya te compraste el blister de 50 cds vírgenes y pensás copiarte toda la colección de Dyango y te estás tomando unos mates con la familia tratando de instalar algún juego que nunca funcionará porque el mother es genérico y no tiene acelerador gráfico y la placa de video es onboard de 64 mb y la ram es de 128 lo que te deja posiblemente 60 mb de memoria ram para que puedas con suerte y de vez en cuando grabar algún que otro cd, o escribir en word pero de a una cosa a la vez, las dos al mismo tiempo no se pueden. Es ahí cuando comprendés que lo único que vas a ver del jueguito es la caja y esa noche no podés dormir pensando como puede ser que seas tan pelotudo y que hayas comprado una máquina así. Entonces se te ocurre una idea genial, te comunicás con alguno de esos técnicos de pc (¡?) para que venga a tu casa y vea que puede hacer por tu máquina.
-Lo mejor es cambiarla.
(Pensás) Si ya se que lo mejor es cambiarla, ¿puede ser tan boludo este?. Creeme que si tuviese la guita para cambiarla no te hubiera llamado a vos.
Entonces el amiguito le mete mano a la pc, deshabilita algunas opciones, te saca la foto que te sacaste con Madonna cuando filmó Evita del desktop, te cambia algunas cosas de la configuración, todas boludeces que las podrías hacer vos si no sufrieras de Windows Panic
-¿Cuánto es?
-Treinta Pesos
Y garpás…
Por supuesto que la máquina va a seguir andando tan mal como siempre, eso sumando a dos o tres spywares que te chupaste en internet después que el supertécnico te desabilitó la activación automática del Norton y entraste a la red en pelotas. Ahora cada vez que te conectes una variedad de productos y minas en bolas navegaran en pop-ups infinitos en tu escritorio mientras vos tratás sin resultados de abrir el puto mail, los pop ups abren todos, el mail por supuesto que no.
Un vez que lograste abrir tu casilla de email, tus amigos te putean por el gusano que les enviaste, vos no entendés un pito porque jamás te diste por enterado. Pensás un rato y te viene a la memoria ese email de Johana Formington -Hi i´m Johanna- el cual habías abierto pensando que era la minita del chat a la que le dejaste tu dirección de email, por supuesto a escondidas de tu chica la otra noche y no, no era nada, clickeaste en el archivo adjunto pero no se abrió ninguna foto y no pasó nada. Por supuesto que en ese mismo momento tu casilla de email estaba reenviando ese virus a todos tus contactos mientras vos terminabas el sandy de dulce de leche y te preparabas para entrarle al de vainilla. Finalmente el supertécnico tuvo que resetear la máquina pero obviamente en el proceso se quemó la grabadora de cd.
El lector se detendrá a pensar que mi neurosis vence las barreras de la patología de base creando una nueva dimensión de neurosis. ¿Una cyber neurosis tal vez?
Lo que sea, esto es un compilado de historias que vengo escuchando hace años.
Reflejan los intentos fallidos de toda una generación de amigos tratando de tener una computadora y muriendo en el intento.
Así que, imaginen a mi amigo y a mi tratando de lograrlo en el primer intento.
El aviso decía claramente: Procesador pentium 4 Prescott ( es como si fuera un pentium 5) de 2.66 ghz memoria ram de 512, motherboard asus ( soporta HT), Regrabadora de DVD, Disco de 80 gb.
Por intermedio de nuestro representante bancario, teníamos un 10% de descuento sobre el precio total, mas 24!!! (Si, leen bien) 24 cuotas sin interés. Lo cual nos dejaba comprando la máquina junto a un monitor de quince pulgadas, 24 cuotas de 75 mangos.
Nos mirábamos las caras con Picotto y pensábamos: ¿Dónde está la trampa?
La fuimos a ver, sabiendo que todo iba a ser muy berreta, sabiendo que no habría grandes marcas. La vimos, el gabinete es blanquito, horrible, no sabíamos que hacer, el vendedor nos la mostraba y nos hablaba con honestidad.
–“No, la re-grabadora no es dual layer…la ram no es Kingston, ni a palos, pero es de marca…
Esa noche nos asustamos, mientras el vendedor seguía balbuceando el verso de turno que le habían inculcado por repetición, nuestras miradas se cruzaron en el aire, hubo un momento entre nosotros. Un momento en el que solo importábamos nosotros dos, no teníamos computadora pero teníamos este tipo de conexión, la que transporta muchísimos datos sin necesidad de ningún cable de fibra óptica. Nuestras miradas nos mostraban un cartel que decía: DANGER.
Esa noche arrugamos y nos fuimos, nos palmeábamos por nuestra sensatez, por lo inteligentes que éramos. No habíamos caído en la tentación, no habíamos tentado al destino, nos guardamos las cartas antes de empezar a apostar.
El viernes y luego de seguir investigando precios, yo estaba muy inquieto, sentía algo muy parecido a cuando había dejado de fumar. A Picotto no se lo veía mejor que a mi, es más, estaba peor, pálido. Vino a mi isla de edición y me dijo:
-Es muy barata la máquina, no vamos a conseguir una así nunca más.
El “NUNCA MAS” me atronó la cabeza durante toda la tarde. Cuando iba a prepararme un café tarareando una canción como siempre, y por detrás el coro de Picottos me cantaba como background “NUNCA MAAAAAS”.
A las 19:00hs lo llamé.
-Picotto, ¿vamos a comprarla?
-¿Ahora?
-Si, tengo miedo que las agoten y quedarme con la espina
-Tengo que hacer, porque no me llamás más tarde y vemos, de última vamos mañana.
Para variar, Picotto a último momento, en la recta final, cuando estábamos por cruzar el disco, segundos antes de que sonara la campana del último round, me hacía un frío.
Y me tuvo así hasta que lo presioné a las 20:30 cuando lo llamé por teléfono y le dije:
-Basta Picotto, vamos a comprarla porque sinó voy yo solo.
-Nooo, como vas a ir solo, esperemos a mañana.
-No voy a esperar más Picotto, voy a reunirme con mi máquina ahora mismo.
Así que Picotto me dijo que lo pase a buscar por su empresa, y así lo hice.
Juntos en mi auto, fuimos por las compus, y las compramos con todos los artilugios financieros que se puedan imaginar.
Y salimos con cara de idiotas del shopping con el sabor en la boca de las cosas bien hechas que (lo lamento mujeres) solo los hombres podemos sentir.
Las llevamos juntas a su oficina, les desinstalamos el Linux con el diskette que nos vendieron en Compumundo a $30 luego de convencernos de lo difícil que era, ya que Linux hace muchas particiones en el disco rígido.
En la factura decía, “Diskette especial para desinstalar Linux”. Cuando pusimos el diskette no era más que uno común que servía de booteo para Windows 98, valor $0,00. Nosotros lo pagamos 30 y nunca funcionó. De todas formas y como somos hombres de PC, conseguimos resetear el disco, borrar el Linux e instalar Winows XP Professional. Esa noche cenamos Pizza con Coca Cola, como en casi todos los momentos trascendentes que recuerde “de hombres” en mi vida.
La noche estaba muy húmeda y fría. Llegué a mi departamento a las 2:30 de la madrugada, Gretita, mi perra, me miraba con cara de “¿de donde salieron esas cajas tan grandotas?, ¿van a vivir con nosotros?”. Yo la miré, le cambié su agua, le serví más comida, y nos acurrucamos frente al monitor. Porque después de todo, un poco esta compu es por ustedes, para poder compartir lo que tengo que decir, desde el lugar de más intimidad en que lo puedo hacer. El confortable living de mi casa.






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