Work
El sol sale en Buenos Aires, son las 10.01, una hora rara. 10.01 la hora capicúa de las diez. El silencio es abrumador, desde la ventana de mi isla se ve muy poco de lo que pasa, yo aquí entre monitores y generadores de efectos no hago más que pensar cual será la próxima toma que pegue en la secuencia.
Y el tiempo pasa y el alma es habitada por seres pasados, y mis ojos se abren y se cierran una y mil veces, en una coreografía perfecta junto con mis pestañas.
Los movimientos de mis manos los imagino en show motion, un dedo aquí un dedo allá, tres golpecitos a tres teclas diferentes con la precisión de un cirujano.
Ohh si, es que tengo un trabajo apasionante, busco el encuadre, el frame que me diga el momento en que esa imagen será reemplazada por la siguiente, la composición del cuadro, los colores, la profundidad de focus. Todo es inspirador. Un tild aquí un paneo allá, tres o cuatro planos cortos, un zoom in que se funde con un zoom out a la misma velocidad, como si fueran la misma toma, disparada en reversa.
Sacarle unos frames, adelantarle el off, que quede spliteado. Ahí entra la música que nos marca un tempo, el cual muchas veces atenta contra el tiempo de lectura de las imágenes.
El tiempo de lectura, que tema apasionante. A medida que uno trabaja en esto, el tiempo de lectura es cada vez mas corto para nuestros ojos, somos devoradores de imágenes nadando en un océano de cinta.
Desafiamos al espectador mas experimentado, poniendo frames de otras partes mezclados entre tomas diferentes, se disimula el salto de eje, si es que eso nos importa hoy, porque cuando creas, muchas veces te olvidas de las reglas, por más básicas que éstas sean.
Un medio remo y monto tres imágenes, una al lado de otra, es magia, lo siento así.
Al terminar el clip, me dedico a tocar la imagen, los colores, el contraste, la luminosidad, a disimular imperfecciones en la iluminación.
Quien presencie esta experiencia visual debe recibir estímulos a sus sentidos, sus ojos deben relajarse con la calidez de las imágenes.
Me dedico a darle un aura a los elementos que componen el cuadro, para esto monto la misma imagen. Una fuera de foco sobre la otra en foco y el milagro se produce. Hay que tener mucho cuidado durante este procedimiento. No hay que recargar la imagen y que quede todo tras una niebla y hay que medir muy bien lo niveles de Video y Chroma.
Una vez que el segmento ha sido editado, solo queda mirarlo, alejarse de los monitores lo más que uno pueda, y mirar, como espectador, si el segmento fluye.
Para luego corregir lo que no nos gusta, y volver a empezar con el próximo.
Y el tiempo pasa y el alma es habitada por seres pasados, y mis ojos se abren y se cierran una y mil veces, en una coreografía perfecta junto con mis pestañas.
Los movimientos de mis manos los imagino en show motion, un dedo aquí un dedo allá, tres golpecitos a tres teclas diferentes con la precisión de un cirujano.
Ohh si, es que tengo un trabajo apasionante, busco el encuadre, el frame que me diga el momento en que esa imagen será reemplazada por la siguiente, la composición del cuadro, los colores, la profundidad de focus. Todo es inspirador. Un tild aquí un paneo allá, tres o cuatro planos cortos, un zoom in que se funde con un zoom out a la misma velocidad, como si fueran la misma toma, disparada en reversa.
Sacarle unos frames, adelantarle el off, que quede spliteado. Ahí entra la música que nos marca un tempo, el cual muchas veces atenta contra el tiempo de lectura de las imágenes.
El tiempo de lectura, que tema apasionante. A medida que uno trabaja en esto, el tiempo de lectura es cada vez mas corto para nuestros ojos, somos devoradores de imágenes nadando en un océano de cinta.
Desafiamos al espectador mas experimentado, poniendo frames de otras partes mezclados entre tomas diferentes, se disimula el salto de eje, si es que eso nos importa hoy, porque cuando creas, muchas veces te olvidas de las reglas, por más básicas que éstas sean.
Un medio remo y monto tres imágenes, una al lado de otra, es magia, lo siento así.
Al terminar el clip, me dedico a tocar la imagen, los colores, el contraste, la luminosidad, a disimular imperfecciones en la iluminación.
Quien presencie esta experiencia visual debe recibir estímulos a sus sentidos, sus ojos deben relajarse con la calidez de las imágenes.
Me dedico a darle un aura a los elementos que componen el cuadro, para esto monto la misma imagen. Una fuera de foco sobre la otra en foco y el milagro se produce. Hay que tener mucho cuidado durante este procedimiento. No hay que recargar la imagen y que quede todo tras una niebla y hay que medir muy bien lo niveles de Video y Chroma.
Una vez que el segmento ha sido editado, solo queda mirarlo, alejarse de los monitores lo más que uno pueda, y mirar, como espectador, si el segmento fluye.
Para luego corregir lo que no nos gusta, y volver a empezar con el próximo.