18 marzo 2005

Psycho

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Seguir buscando, preguntar todo el tiempo.
Hoy es uno de esos días donde casi puedo tocar la melancolía.
Uno de esos días con falta de vocabulario
para expresar la desdicha que se ha adueñado
como el más feroz terrateniente,
de esta porción inmaculada de ser humano.
Seguir caminando, no detenerse,
basta de permisos para no hacer.
La inacción es un arma poderosa de destrucción masiva.
¿Qué decir cuando sobran las palabras?, ¿de qué hablar
cuando hace años que estamos mudos?.
Me siento incapaz de un montón de cosas.
Me siento vulnerable a cualquier efecto exógeno,
venga o no de otro ser humano.
Hace años caminaba por la calle y vi a un hombre
durmiendo en el piso, yo era tan solo un niño,
y la gente le pasaba por al lado, lo sentían
como algo común, como parte del día a día.
Lo que para mi era un horror de contemplar,
para la gente no era más que un semáforo en rojo,
la bocina de un auto, un rayo en un campo
desierto, el fondo del mar.
Hoy tengo la obligación de aceptar al mundo, tal cual es,
de ser tolerante con los demás, pero mi resistencia,
sobre todo hoy, está más fuerte que nunca.
Como dijo David Byrne "Pasé veinte años de mi vida
psicoanalizándome, para insertarme a una sociedad
a la que nunca quise pertenecer".
Hoy escribo como si mi vida dependiera de ello.






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