06 octubre 2005

A ver que sale

Hay días en que me levanto plenamente geisha y lo único que se me ocurre es complacer en todos los niveles posibles. Llegué tarde a las cartas. Cuando el ritual languidecía escribí media docena. Esta purga es cíclica, necesito hacerla cada tanto. Cada una representó una liturgia muy diferente de las otras. Necesito purificar las vías respiratorias y vaciar los andenes sensoriales pegoteados de chicles y servilletas sucias de mostaza y piripipí. Nuestras conversaciones no producen nada, no van ni para atrás ni para el costado. Ya que lo único que pasa entre nosotros es el tiempo.

Esa sensación es, quizás, la única capaz de validar y dar por tierra todas las dudas que anteceden al momento súblime de contener tu respiración en mis propios pulmones.
Gracias a mi característica torpeza acabo de tirar mi almuerzo íntegro al piso, el cielo se quiere nublar y sigue haciendo un frío de cagarse, a veces las cosas menos establecidas son las que más ocurren y tiran por tierra los planes más habituales. Ella se reía con el pecho, mientras sus ojos miraban de frente las hondas pupilas de los perros negros de sus espantos.

Hay gente que tiene buen timing, hay gente que tiene mal timing... y hay gente como S (la única rubia superdotada) que tiene un timing digno de la Twilight Zone. Yo entonces no lo adivinaba, tan enamorada como estaba de su precocidad, de su intelecto, de su fealdad, de sus ojos saltones y de sus tetas apoteósicas. Quiero tener su alegría y sus certezas. Quiero tener su lucidez y su fortaleza inquebrantable.

A veces tomamos la carretera contraria a nuestros sueños y ésta a su vez se bifurca y se conecta en los cruces con los sueños de otros. Silenció los llantos y secó las llagas, se vistió de hada y con los ojos negros, se paseó como reina por las ciudades de su alma.
Me puse una máscara para ocultarme de mis enemigos y mis propios demonios y ahora no encuentro como quitármela, se ha adherido tanto a mi piel que ya la siento como si en verdad fuera la mía. Lo que queda. Fósiles. Una última catársis. Empezar de nuevo en otra parte, en un paisaje menos hostil que la melancolía.


Los textos que arman este post fueron tomados de diferentes textos, haciendo una especie de "cut and paste" sin más pretensión que la de tener una aventura literaria, al tun tun sin ningún parámetro salvo las frases que más me gustaron de los últimos posts de las siguientes páginas:

http://solylaneurosis.blogspot.com
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