Moore hace temblar a la farmaindustria
El realizador rueda un documental sobre el estado de la sanidad pública en Estados Unidos.
Sus primeros ataques se dirigieron contra el gigante de General Motors, en Roger & Me. Luego arremetió contra la cultura de las armas en Estados Unidos con Bowling for Columbine y se llevó un Oscar. Con Fahrenheit 9/11 pretendía acabar con el Gobierno de George W. Bush. Así que ahora no es de extrañar que la industria farmacéutica se eche a temblar con Sicko, título provisional que Michael Moore ha dado a su nuevo documental centrado en el sistema sanitario en Estados Unidos.
Algunas compañías farmacéuticas están diciéndole a sus empleados que tengan cuidado si ven a un tipo desaliñado con una gorra de béisbol.
El diario Los Angeles Times informó la semana pasada que por lo menos seis compañías emitieron memorándum internos a sus empleados para que sean extremadamente cautos si ven al director de cine Michael Moore.
Los blancos de Moore han incluido a la firma automotriz General Motors (“Roger & Me”), el cabildeo de la industria de las armas (en el documental ganador del Oscar “Bowling for Columbine”) y el presidente George W. Bush (“Fahrenheit 9/11”).
Moore, quien normalmente usa barba y una gorra de béisbol, ahora está enfocándose en la industria de la atención a la salud, incluyendo las compañías de seguros, los sistemas de atención médica controlada, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) y las compañías farmacéuticas.
“Tuvimos una nota en nuestro periódico en línea que dice que Moore está haciendo un documental y que si usted ve a un tipo desaliñado con una gorra de béisbol, usted sabrá quién es”, dijo Stephen Lederer, vocero para la firma Pfizer Global Research and Development.
En septiembre y octubre, Wyeth, AstraZeneca y GlaxoSmithKline, lanzaron avisos de alerta sobre Moore, instruyendo a los empleados para que las preguntas de los medios de comunicación o los directores de cine sean manejadas por su departamento de comunicación corporativa.
Las empresas farmacéuticas Sanofi-Aventis y Synthelabo también enviaron memorándum similares antes de su reciente fusión.
«Creo que los ciudadanos de EE UU claman por ver castigadas a las organizaciones de mantenimiento de la salud», justifica. Seis de los mayores laboratorios farmacéuticos (Pfizer, Glaxo Smith Kline, Astra Zeneca, Wyeth, Sanofi-Synthelabo y Aventis Pharmaceuticals) han decidido tomar medidas y advertir a sus empleados del extremo cuidado que deberán tener si llegan a encontrarse con la contundente y oronda figura del controvertido director: «Vigilen a un tipo gordo con gorra de baseball que hace demasiadas preguntas. Puede tratarse de Michael Moore que busca información para su próxima película», rezan las circulares internas que se han distribuido en estas empresas. El di- rector ejecutivo del laboratorio Astra Zanecka se ha apresurado a declarar que «la trayectoria cinematográfica de Moore está marcada por la negatividad. Estemos alerta porque de esto sólo se puede desprender que el retrato que trace no va a ser justo ni para nosotros ni para nuestro trabajo», según ha publicado Los Angeles Times. El portavoz del grupo Pharmaceutical Research and Manufacturers of America, aseguró que existe «un problema de imagen, no sólo con Moore, sino con el público en general», en alusión al aluvión de críticas que ha recibido el sector en los últimos meses. No obstante, Moore vuelve a conseguir lo que pretendía: de él habla todo el mundo. Además, se está convirtiendo en leyenda urbana: «The Guardian» ha desvelado que el realizador podría haber contratado a actores para que se hicieran pasar por comerciales farmacéuticos en los laboratorios con el objeto de recabar información para «Sicko». Un paso más allá hay quien afirma que al director de «Bowling for Columbine» ya se le ha visto merodeando por seis ambulatorios del país, y que ha llegado a ofrecer 50.000 dólares a médicos para que instalen en su consulta cámaras ocultas que graben las presiones que reciben los galenos para recetar determinados fármacos.
