Mentira
Cuando nos conocimos te miré a los ojos y vi a una persona retraída, pensabas que estabas condenada a vivir tu vida en la oscuridad de la soledad.
Ya habías intentado salir y ser parte de la jungla, lo que te dejó llena de humillación y resentimiento. Así que volviste a tu casa, te encerraste en tu habitación y te tragaste la llave con un frasco de pastillas.
Después de esa experiencia dantesca me conociste, y todo cambió. Todo lo que yo decía era todo lo que vos alguna vez quisite que alguien te diga, entonces te relajaste, bajaste tus defensas y me dejaste entrar. Era perfecto en todos los sentidos.
Estabas tan feliz, paseando tu alegría por la calle y contándole al mundo de tu suerte que cometiste la imprudencia de no relexionar y pensar: ¿por qué la cosa va tan bien?
¿Querés saber por qué?
Porque soy un mentiroso, todo lo que dije desde que te conocí fueron mentiras, mentiras que querías oir, mentiras que tu ego no te permitió detectar.
Me escondí detrás de una sonrisa y un gesto de entendimiento y te mentí, hice que me necesitaras, y cada vez que me necesitaste estuve para escupirte mis mentiras.
Nunca entendí por qué tengo esta necesidad de mentir, patológica. Pero bueno necesito mentir y que luego se den cuenta y así causar dolor, no se si hay algo malo dentro mío, siempre hay algo de maldad en todo ser humano, pero ésto que me pasa, esta condición me quema en lo más profundo de mi ser, si hoy vos me dieras otra oportunidad, creo que podría intentar vencerla y crecer, junto a vos, porque ahora entiendo el poder destructivo que lleva aparejado la mentira, es más poderoso que la verdad y daña mucho más.
Dame solo una oportunidad más. Y me la diste. Idiota, te volví a mentir, me volviste a creer y te volví a mentir, que patética e idiota sos, pobre infeliz. No te das cuenta que de soy un mentiroso, que me hace sentir bien, no te das cuenta que me gusta mentir, que me hace sentir más poderoso.
Voy a seguir mintiendo, mientras haya una gota de aire en mis pulmones, lo prometo.
Ya habías intentado salir y ser parte de la jungla, lo que te dejó llena de humillación y resentimiento. Así que volviste a tu casa, te encerraste en tu habitación y te tragaste la llave con un frasco de pastillas.
Después de esa experiencia dantesca me conociste, y todo cambió. Todo lo que yo decía era todo lo que vos alguna vez quisite que alguien te diga, entonces te relajaste, bajaste tus defensas y me dejaste entrar. Era perfecto en todos los sentidos.
Estabas tan feliz, paseando tu alegría por la calle y contándole al mundo de tu suerte que cometiste la imprudencia de no relexionar y pensar: ¿por qué la cosa va tan bien?
¿Querés saber por qué?
Porque soy un mentiroso, todo lo que dije desde que te conocí fueron mentiras, mentiras que querías oir, mentiras que tu ego no te permitió detectar.
Me escondí detrás de una sonrisa y un gesto de entendimiento y te mentí, hice que me necesitaras, y cada vez que me necesitaste estuve para escupirte mis mentiras.
Nunca entendí por qué tengo esta necesidad de mentir, patológica. Pero bueno necesito mentir y que luego se den cuenta y así causar dolor, no se si hay algo malo dentro mío, siempre hay algo de maldad en todo ser humano, pero ésto que me pasa, esta condición me quema en lo más profundo de mi ser, si hoy vos me dieras otra oportunidad, creo que podría intentar vencerla y crecer, junto a vos, porque ahora entiendo el poder destructivo que lleva aparejado la mentira, es más poderoso que la verdad y daña mucho más.
Dame solo una oportunidad más. Y me la diste. Idiota, te volví a mentir, me volviste a creer y te volví a mentir, que patética e idiota sos, pobre infeliz. No te das cuenta que de soy un mentiroso, que me hace sentir bien, no te das cuenta que me gusta mentir, que me hace sentir más poderoso.
Voy a seguir mintiendo, mientras haya una gota de aire en mis pulmones, lo prometo.