13 enero 2006

Viajero



La llamada de lo salvaje es irresistible y azota los sentidos de la misma forma en la que trastorna las mentes, si, no me mires así y aléjate, hoy no controlo al Sr.Myself y podría lastimarte

Alguna vez fui un hombre y viajé por el tiempo hasta encontrarte. Mi mirada corroída por la temperatura del color fue perdiendo intensidad y empecé a ser conocido como el hombre de la mirada en blanco. Viaje por casi todas las décadas buscándote, pero a pesar de mis esfuerzos siempre llegaba tarde a los encuentros.

Todos aquellos momentos en los cuales sentí que te volvía a perder están escritos en mi cuerpo con letras, números y trazo desparejo. Nunca pude romper el cubo de hielo que nos separaba y llegar hasta tu mano antes de que desaparezcas. Antes de que la tarde nos deje sentados mirando hacia el horizonte equivocado.

Tengo motivos para no quererte olvidar, no es un capricho, es mi derecho, elijo recordarte cada día, no por tus ojos tristes ni por tus manos hermosas, no por tus nalgas dignas de un cuadro ni por tu acento extraño, como de quien vivió un poco en cada lado pero a la vez no vivió nunca en ningún lugar, sino porque me niego a perder el recuerdo, me niego a olvidar cuando fue la última vez que amé.






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