11 febrero 2006

Insomne


Es un lugar inmensamente luminoso, blanco y brillante, con paredes de agua y con un árbol frutal que da todos los frutos. Hay césped en el centro, con columnas de luz en las paredes de agua, es un lugar muy grande con luz fuerte y difusa. Donde voy a estar (según el águila) no mucho tiempo hasta la próxima encarnación.

Noche oscura noche gris
noche de las mil noches
mi ser cae bajo tu hechizo
insomne una vez más, cuento.

¿Tocarán alguna vez mis anhelos puerto, o seguirán náufragos en un mar de desasosiego?
¿Parará este corazón su ritmo o se extinguirá como la brasa del tabaco aplastado contra el fondo del cenicero? (que es la depresión, la levedad constante)

¡Tanta levedad!
¡Tanta impermanencia!
¡Tanta ansiedad y tan poco tiempo!

Los desencuentros de esta historia se disparan una vez más y las esquirlas de la munición atraviesan mi piel pálida, candentes como el más absoluto sol del mediodía.

Si la tristeza fuese una moneda sería millonario. Pero muy a pesar mio, la levedad me alcanza una vez más, y con ella llega el sueño que seduce reparador.

Hijo de ningún padre, padre ausente de una maravilla. Figura exigua, silueta malhumorada.
No soy más que cien palabras en un cubilete sin dados, un callejón sin gatos, una noche sin lunas, un hombre parado frente a una montaña con sus manos chorreando sangre.

El fondo del mar espera, pero aún tengo ganas de sumar, para restar tengo (con suerte) cuarenta años más.

Te escupo lejos desdicha, hoy me apetece otro caramelo. La tristeza no es nada más que un arma cargada, y yo siempre fui incapaz de disparar.






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