03 marzo 2006

Tres Segundos



-Claro, Herb. Tú sabes siempre muy bien lo que hay que hacer en tierra del prójimo. Plante esto, terraplene aquello. Pero de otro modo hablarías si la tierra fuera tuya.
Fragmento de "A Sangre Fría" Truman Capote.

El cielo se cae, la noche lo envuelve todo y el viento, siempre el viento.
El humo gentil del cigarrillo danza en puntas de pies esquivándome, mi mirada débil se entrega una vez más, casi sin oponer resistencia. Una mirada demasiado cobarde para intentar nuevamente cruzarse con esos ojos.

Esos ojos portadores orgullosos de la luz que azota de albor mi ventana, ellos no lo saben y creo que nadie se va a animar a contarles que no son más que la mejor parte de mi crepúsculo, ese que nos envuelve y dora nuestros cuerpos desnudos y amarillos, sudados y paganos, en constante vaivén, en un loop de movimientos y ahogos.

But for now, i just say i love you dice Jamie tímidamente en el aire mientras mi mirada se pierde una vez más en un ir y venir de libros, discos y cosas que nunca encuentran su lugar, aunque les puedo jurar que lo intentan cada día, en busca del tan preciado tabaco.

¿Qué más puedo decir? más que declararme culpable de los cargos y huir corriendo ante el primer descuido del oficial en custodia de mi imaginación. Una vez más, la pregunta favorita de mi neurosis vuelve a repiquetear en mi cabeza con ruido a llave que no quiere entrar en la maldita cerradura.

Pero, ¿Cuál es esa dichosa pregunta? ¿Encierra un contenido selecto e indescifrable que hace atractivo cada día solo por la posibilidad de enfrentarse al reto?
¿Son todas mis elecciones producto de un detallado análisis de posibilidades a favor y en contra o son una vez más el resultado de algún razonamiento trasnochado para luego terminar como un afluente más de la desgracia que ha poblado partes de mi corazón que, al igual que el de mi prima A. cada vez se rompe en trozos más pequeños? ¿Será una pregunta demasiado pajera? ¿O será que, tal vez, en un rapto de atrevimiento, los estoy entreteniendo con frases lo suficientemente largas, construidas con palabras muy sonoras, como para complicarles de manera sutil su entusiasta lectura?

Los días se van más rápido de lo que jamás hubiera pensado, no me dan tiempo a levantarme, darme una ducha y tomar un desayuno decente, no llego jamás a tiempo al aeropuerto de las horas, vago de gate en gate, víctima de una burla fatal a mi temperamento. De repente vuelvo a esos, ¿Cuantos habrán sido? ¿Tres miserables segundos de mirada fija? suficientes para dejarme pensando en vos, “la nueva”, preocupada porque yo encuentre todo lo que necesito, pero no dispuesta a darme lo que realmente puede llegar a salvarme la vida, o por lo menos eso que yo pienso que puede llegar a salvarme la vida.

Ahora, es hora de dormir, de llevar todas las cosas de esta irrealidad vacía, a la que algún iluminado llamó día, a un plano onírico de posibilidades infinitas, dónde, y al igual que en los libros, se encuentra la vida que yo quiero vivir. Esa vida que hace que mi boca desborde de jalea de placer, dejando todos mis labios pegoteados y sedientos de un poco de esa boca de “nueva” que me mira petrificada con una planilla en su mano y una birome en la otra mientras yo con mi mirada clavada en sus ojos, y abusando de mi facilidad para saltar de mundo en mundo, la hago mía aunque sea por estos tres segundos.






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